El banco Washington Mutual (WaMu) ha protagonizado el mayor hundimiento de una entidad financiera en la historia estadounidense, lo que le convierte en todo un símbolo de los excesos del "boom" inmobiliario de los últimos años en el país. El Gobierno, en lo que supone la mayor intervención de un banco hasta ahora, se ha visto obligado a tomar el control de la entidad, que atesora 307.000 millones de dólares en activos, y acordar una venta de urgencia a JP Morgan.
En las últimas semanas, el Gobierno había tratado de forzar a WaMu a negociar su venta a otro grupo bancario, aunque las negociaciones no han tenido éxito, lo que ha obligado al Gobierno a acometer la intervención. Se da la circunstancia de que JP Morgan se vio obligada hace solo seis meses a adquirir, bajo la presión del Gobierno, otra entidad abocada a la bancarrota, el banco de inversión Bear Stearns.
El derrumbe de Washington Mutual supera, con mucho, el que se produjo en 1984 con la caía de Continental Illinois National Bank and Trust, un banco de Chicago que hasta ahora tenía el récord del mayor derrumbe de una entidad financiera. Con el acuerdo del jueves, JP Morgan asumirá el control de las 2.300 oficinas que Washington Mutual, una entidad con 119 años de historia, tiene en todo el país, así como su voluminosa cartera de créditos y depósitos.
Solo en la última semana, cuando ya se conocía el peligro que se cernía sobre Washington Mutual, la entidad ha sufrido la salida de las cuentas de sus clientes de 16.700 millones de depósito. Esto le ha dejado "sin la suficiente liquidez para poder cumplir con sus obligaciones" y le ha colocado en una condición "defectuosa para poder seguir haciendo negocios" con sus clientes, según un comunicado de la Oficina de Supervisión Bancaria.
El costo de la operación para JPMorgan Chase será de 1.900 millones de dólares y no afectará los depósitos de los clientes de Washington Mutual, según fuentes de la industria financiera. Por otra parte, la Corporación Federal de Seguros de Depósitos, que protege los seguros de los bancos, señaló que no tendrá que acudir a sus fondos. La toma de Washington Mutual, que tiene su sede en Seattle, es la última de una serie de intervenciones del Estado en entidades financieras del país que se han visto abocadas a la bancarrota por su enorme exposición a los activos "tóxicos" relacionados con el derrumbe del mercado hipotecario.
Junto a Washington Mutual, el Gobierno se vio obligado hace unos días a desembolsar 85.000 millones para evitar la caída de American International Group, la mayor aseguradora del país, así como a tomar el control de las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, con la inyección de 100.000 millones de dólares en cada una de ellas.
El plan de rescate, en punto muerto
Estos acontecimientos se producen en un momento en que el Congreso negocia contra reloj la propuesta que el Gobierno ha puesto sobre la mesa para adquirir toda la deuda "tóxica" de la banca, por importe de unos 700.000 millones de dólares. WaMu es una de las entidades que atesoraba una mayor cantidad de este tipo de deuda, pues no en vano se preciaba de haberse convertido en el "Wal-Mart de la banca", por prestar dinero a personas sin recursos que eran rechazadas en otras entidades, lo que le permitió crecer hasta convertirse en el sexto mayor banco del país.
Wal-Mart es la gigantesca cadena de centros comerciales conocida por los bajos precios de sus productos.
Los títulos de WaMu cayeron el jueves en la Bolsa de Nueva York un 25,22%, ya que sus títulos cerraron a 1,69 dólares por acción, 0,57 más baratos que en la sesión anterior.
En las operaciones electrónicas que tienen lugar tras el cierre del mercado, sus títulos se anotaban otro descenso del 43,79% y se negociaban a 0,95 dólares cada uno. El miércoles ya perdieron otro 29,4% de su valor después de que Standard & Poors rebajara la calificación que concede a ese banco.
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