El profesor Paco Rivière, que no quería el programa Windows que venía preinstalado en su portátil , llevó a los tribunales a la tienda que se lo vendió, al fabricante del ordenador y al del software. Pero la jueza no le ha dado la razón porque, tal y como asegura la sentencia, "se trata realmente de un empecinamiento en separar el equipo del sistema operativo, de una lucha personal contra Microsoft, por la que el demandante ha iniciado una cruzada...". Rivière ha sido también condenado a pagar las costas del juicio.
Este profesor de un instituto catalán compró un portátil Samsung en una de las tiendas de la cadena PC City en 2005. Como no quería el sistema Windows que venía instalado en el equipo, intentó devolver el programa y recuperar su coste del importe total del portátil. Al no conseguirlo, decidió llevar a la tienda, a Samsung y a Microsoft a los tribunales.
El juicio quedó visto para sentencia en julio pasado. El fallo no fue comunicado a las partes hasta hace unas semanas, pero no se ha hecho público hasta ahora. "No quise darlo a conocer antes porque estaba viendo qué hacer con mis abogados. Aunque estoy desanimado, hemos decidido apelar la decisión", dice Rivière.
Los demandados argumentaron ante la jueza, entre otras razones para no atender su petición de devolución y el reembolso de los 250 euros que pedía, que el profesor había hecho un uso antisocial del derecho. Según Samsung, compró el portátil con Windows instalado a propósito. "¿Es antisocial reclamar una devolución?", se pregunta Rivière. "La sentencia recoge todos los argumentos de la parte contraria", añade.
En los fundamentos de derecho, la resolución dice que en el mercado se pueden adquirir ordenadores sin Windows y que, en todo caso, se pueden comprar con él y desinstalarlo para poner otro sistema operativo. "En aquella época no había portátiles con Linux", se defiende Rivière.
Equipo y ‘software' no son uno
Pero el argumento más repetido por los fabricantes, y que también ha sido tenido en cuenta en el fallo, es el de que el sistema operativo y el ordenador forman un solo producto. Tanto Samsung como PC City le dieron la opción de devolver el portátil entero. "Pero la licencia de Windows me permite, si no estoy conforme, devolverlo en un plazo de 30 días", alega el profesor.
Para el presidente de la Asociación por una Infraestructura Informática Libre (FFII), Alberto Barrionuevo, la sentencia es bastante atípica por considerar al software y al hardware como algo indivisible. "Y está claro que en informática, los programas y los equipos no son la misma cosa".
Barrionuevo considera que la venta ligada de equipo y programa es una imposición al usuario y pone un ejemplo: "Una computadora necesita como mínimo tres productos para funcionar, hardware, software y electricidad. El software no tiene mayor atadura intrínseca al hardware de la que pueda tener la electricidad. Por tanto, ¿por qué se obliga al consumidor a adquirir un producto de software determinado? Según ese razonamiento, también se le podría obligar a contratar la empresa de electricidad que alimente el portátil".
En Europa sí se puede denunciar la venta ligada
1. Legislación francesa
En Francia, la legislación prohibe la venta ligada de productos sin dar alternativas. La organización Detaxe ha impulsado una campaña para evitar que ordenador y sistema operativo sean considerados una única cosa. Tras varias sentencias favorables a la devolución de Windows, el Tribunal de Gran Instancia de París dictó que todos los distribuidores franceses incluyeran de forma separada el precio del ‘software’ preinstalado en la factura de compra de los ordenadores.
2. Consulta polaca a Bruselas
La Oficina para la Competencia y la Protección al Consumidor de Polonia dictaminó hace unos meses que la obligación de adquirir el sistema operativo Windows preinstalado en un portátil supone una práctica monopolística. La resolución es fruto de un estudio tras la acumulación de varias denuncias de usuarios. El Gobierno polaco elevará los resultados de su estudio a la CE.
3. Casos en España
Aunque el de Paco Rivière es el primer caso que acaba en los tribunales, no es un hecho aislado. Usuarios de todo el país han llevado sus deseos de devolución a las autoridades de consumo de las comunidades autónomas. Un ciudadano de Asturias envió una denuncia al Servicio de Defensa de la Competencia del Ministerio de Economía por lo que él considera una imposición de Windows Vista al comprar su PC. Aún no ha recibido contestación.
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