La oferta de 43.000 millones de dólares que realizó Microsoft por Yahoo! el pasado 1 de febrero no debería ser una sorpresa para nadie. Desde hace algunos años existía la posibilidad de que la empresa que fundó Bill Gates comprase a la fundada por Jerry Yang y David Filo. En mayo pasado ya hubo conversaciones y se habló de una posible oferta, aunque en ese momento, las dos compañías se apresuraron a señalar que lo que se buscaba eran sinergias para combatir al enemigo conjunto, Google.
Tampoco ha sido sorprendente la respuesta de Google. La empresa fundada por Larry Page y Sergey Brin siempre ha tenido buenas relaciones con Yahoo!; Filo fue uno de los inversores que permitieron que Google viese la luz y, durante mucho tiempo, Yahoo! utilizó su buscador. La idea de que ambas compañías compartiesen de nuevo la tecnología de búsqueda de Google, ahorrándose así Yahoo! el desarrollo y mejorando los márgenes en ese aspecto del negocio, suena tentadora, ya que permitiría a las dos enfrentarse al gigante malvado que siempre ha sido Microsoft. Además, sus culturas empresariales son relativamente similares y el trasvase de empleados de Yahoo! a Google ha sido una constante desde hace algunos años.
Sin embargo, el problema es distinto. Desde la explosión del boom de las .com, Yahoo! ha estado buscando su hueco en el mercado. La llegada de Terry Semel planteó la transformación de la empresa en un medio de comunicación, especializado en aspectos como cine o música. Aunque los resultados en términos de audiencia han sido positivos, no ha conseguido la rentabilidad económica esperada. En el mercado de la música, más rentable, se encuentra lejos del líder, iTunes, y el del cine todavía no ha eclosionado. El resultado de este fracaso fue el abandono de Semel de los mandos de la compañía a mediados del año pasado y la vuelta de Jerry Yang, su fundador, al timón.
Las adquisiciones de compañías como Flickr o Delicius, que han servido para colocarla a la cabeza de la tan traída y llevada Web 2.0 para poder competir con Google en esa área, todavía no son rentables y la estrategia de crecimiento de Yahoo! en su situación actual está agotada. Y, lo que es peor, el equipo directivo no parece tener ideas para sacar a la empresa del impasse actual.
En esta situación las perspectivas de Yahoo! no son muchas. Puede tomar la mano tendida de Google, compartiendo el algoritmo de búsqueda como ya hizo antaño y tratar de resistirse al gigante de Seattle.
No tengo ninguna duda que esta opción sería muy atractiva para muchos empleados, pero en el medio plazo llevaría a la progresiva disipación de la marca y a la disolución de la compañía dentro del monstruo en el que se ha convertido Google.
Por otro lado, puede aceptar el dinero, integrarse con Microsoft, con la que tiene muchas complementariedades, y tratar de plantar cara a Google, que ya controla el 75% de las búsquedas mundiales y que promete convertirse en la megacompañía de Internet. Esta estrategia llevaría de nuevo la competencia a Internet, recompensaría a los sufridos accionistas de Yahoo!, muchos de ellos sus propios empleados, y conseguiría que la lucha por ganar cuota de mercado llevase nuevas innovaciones a la Red. Yahoo! está en el dilema de la gallina que tiene que decidir entre irse con el lobo o con el zorro. Cualquiera que sea la decisión, Internet ya no será la misma.
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