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Publico.
A toda revolución le sigue la calma para hacer frente a los cambios. La iniciada por el programa de intercambio de archivos (P2P) Napster y sus herederos se llevó por delante a buena parte de la aristocracia de la industria musical y cinematográfica. Ahora, el streaming, una modesta tecnología de hace años, ofrece a los usuarios la posibilidad de disfrutar de sus series, películas o canciones favoritas sin necesidad de poseerlas. La idea parece que está convenciendo a las productoras, aterradas por la otra alternativa, el P2P.
El caso de Filmotech es sintomático. Este portal, presentado en marzo de 2007, fue la gran apuesta de la Egeda, la entidad que gestiona los derechos de la industria del cine, para ofrecer una alternativa de pago al P2P. Dos años después, apenas tiene 13.000 usuarios. Sin embargo, preparan una versión renovada para marzo en la que jubilan las descargas por el streaming. Como explica Elena Lafuente, de la Egeda, "cambiamos de modelo porque lo quieren los usuarios". Sus sugerencias han sido claves en el diseño. "No hay que esperar a que se descargue: pinchas y lo ves", añade.
El streaming es lo más parecido que hay a la emisión de radio o la televisión de siempre. El contenido multimedia (imágenes, cine o música) llega al ordenador en un flujo continuo de datos y se evapora nada más oírlo o verlo. Esta tecnología nació a finales de la década de 1980 y vivió su época dorada a mediados de la siguiente. Entonces, la escasa potencia de los ordenadores y la aún peor capacidad de las conexiones hacía eterna la descarga de un archivo. Con el streaming se podía reproducir el contenido nada más llegar los primeros datos que, a medida que se recibían, se borraban. Fue la clave del éxito de la empresa Real Networks y su Real Audio de 1995.
De pago, con anuncios o gratis
El sistema que popularizó Real Networks es la base tecnológica de decenas de páginas que usan el streaming para ofrecer contenido. En España hay al menos dos páginas para cada uno de los entretenimientos multimedia y las hay de pago, mantenidas con publicidad o gratuitas.
Yes.fm ofrece música en streaming desde septiembre. Su director de contenidos, Kiko Fuentes, asegura que ya tienen 400.000 usuarios. "Tenemos toda la música que quieras sin necesidad de hipotecar tu disco duro", explica. El proceso para convencer a las discográficas ha sido complicado. "Están deseosos de hallar caminos que les mantengan en el negocio, pero son muy escépticos", explica Fuentes. Y parece que han tenido éxito. El grupo Def Con Dos, por ejemplo, presentó su nuevo disco el martes pasado; ese mismo día, estaba en Yes.fm.
Desde el norte de Europa, llegará a España en unas semanas Spotify. Con una filosofía similar a Yes.fm, uno de los fundadores de esta página sueca, Daniel Ek, cuenta cómo han seducido a las cuatro grandes discográficas para que les concedan las licencias. "Tenemos un producto que está recuperando a los piratas para el mercado legal de nuevo", lo que suena a música celestial para las compañías y las gestoras de derechos de autor.
Pero, ¿cómo se persuade a un usuario que puede descargarse lo que quiera con un programa P2P de que use este servicio? "La música no hay que poseerla para disfrutarla", dice Kiko Fuentes, desde Yes.fm. Para él, el intercambio ha creado un fenómeno de acaparamiento de material que ni siquiera será escuchado. "El streaming es una solución a la superabundancia, con la música ordenada y disponible desde cualquier sitio".
También el cine
La calidad es otro de los argumentos de estas nuevas iniciativas. La semana pasada, la productora española Filmax estrenó Yodecido, una de las primeras iniciativas nacidas desde el cine para vender películas en streaming. Aunque es un macroportal con música, televisión y cine en descarga, la novedad es la puesta en circulación de 700 películas en alquiler con esta tecnología.
"Hay gente que prefiere ver la película que tenerla, como pasaba con los videoclubes", explica José Monleón, director de Negocio en Internet y Nuevas Tecnologías de Filmax. La apuesta es más exigente: se necesita una buena conexión para soportar el flujo de 840 kilobits por segundo que exige ver una película en streaming con gran calidad.
Aunque Yodecido es una aventura en solitario de Filmax, otras productoras españolas e internacionales ya se han interesado en su modelo. "Había dos opciones: quedarnos sin hacer nada o crear una alternativa para el usuario", justifica Monleón. Filmotech y Yodecido ponen a la industria española del cine a la cabeza de esta tendencia.
No ocurre lo mismo con la televisión. Es el entretenimiento más moderno de los tres, pero es el que menos se fía de Internet, al menos en España. El intento más serio de webTV es ADNstream, nacido en 2007. Ahora, Filmax, apoyada en ADNstream, ofrece nueve canales temáticos en Yodecido.
Lo que buscan los internautas, en todo caso, son las series de éxito que vienen de EEUU. Aquí el streaming que triunfa está fuera del control de la industria. El caso más destacado es el de Series Yonkis. Según el medidor Alexa, la web está entre las 30 más visitadas de España.
Casi cualquier serie se puede encontrar aquí o, mejor dicho, en los enlaces que mandan los internautas españoles apuntando a servidores extranjeros donde cuelgan los capítulos. "Nuestro papel es organizar lo que aportan los usuarios", dice Alberto García, uno de sus creadores. "La clave es la velocidad, el streaming es una tecnología vieja, pero ahora da calidad de vídeo", explica.
Aunque los propietarios de los derechos no ven un euro, ver las series no sale gratis. Los propietarios de los servidores extranjeros cobran una media de 10 euros al mes por el servicio. Hay trucos para evitar pagar, pero están reservados a los tecnólogos. Para García, la industria debe apostar por este sistema: "Poner todo su catálogo en
streaming por una pequeña cantidad".