"¡Ey os estamos vigilando la fronteras desde el pub en Australia tíos!", reza un correo electrónico enviado por uno de los más de 100.000 voluntarios registrados para vigilar la frontera de EE UU con México a través de la red. La iniciativa forma parte de una estrategia del Gobierno norteamericano para combatir la inmigración ilegal y el tráfico de drogas en la frontera mexicana, según ha recogido en un artículo el diario The Guardian.
Cualquiera con una conexión a Internet puede hacer de vigilante virtual de los más de 2.000 kilómetros de frontera que separan México de Estados Unidos, controlados a través de numerosas cámaras instaladas para ello. Una vez registrados, los voluntarios pasan horas escrutando movimientos sospechosos en la frontera; las autoridades animan a que manden correos electrónicos reportando de movimientos sospechosos.
Las autoridades afirman que desde noviembre, mes en el que se instalaron las más de 200 cámaras, los correos electrónicos de voluntarios han conducido a la captura de más de 900 kilos de marihuana y a 30 casos en los que "inmigrantes ilegales potenciales" han sido obligados a dar la vuelta. La mayor parte de estos correos provienen de Tejas, Nuevo México y Arizona, tres de los cuatro estados en los que ambos países comparten frontera.
Los que se oponen al proyecto aseguran que las cámaras hacen muy poco para prevenir actividades ilegales en la frontera. "La seguridad fronteriza merece la labor de profesionales, no de asiduos al pub en Perth" (localidad al oeste de Australia), ha asegurado Eliot Shapleigh, un senador de El Paso, en Tejas, que afirma que el programa ha resultado en sólo un puñado de arrestos.
Las cámaras, situadas en suelo privado y en enclaves usados por traficantes de drogas e inmigrantes, costaron al gobierno federal unos dos millones de dólares, presupuesto en el que se incluye el mantenimiento de la web de la iniciativa, operada por la compañía BlueServo.
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