Los jóvenes estadounidenses han encontrado una nueva manera de "divertirse", fotografiarse desnudos con el móvil y enviar mensajes con las imágenes, una tendencia conocida como 'sexting' que cada vez preocupa más a los padres.
Este es el nombre del último fenómeno que mezcla dos factores explosivos: adolescentes y nuevas tecnologías, y que ha puesto de relieve una importante cuestión legal: ¿Se trata de una simple travesura, o es más bien pornografía infantil?.
Los jóvenes se fotografían parcial o completamente desnudos y reenvían las fotos a sus amigos más cercanos. El problema viene cuando excede esos límites y la broma se convierte en humillación.
La organización no gubernamental de Prevención de Embarazos Imprevistos entre Adolescentes ha estudiado este fenómeno, preocupada por el hecho de que un 20 por ciento de los jóvenes de entre 13 y 17 años ha mandado alguna imagen o vídeo suyo desnudo o semidesnudo.
En la mayoría de los casos esta acción no tiene una motivación fundada, sino que simplemente lo hacen "por diversión" o para "ligar" con otros adolescentes.
Pero la broma puede salir cara. El fenómeno es tan nuevo que existen incluso lagunas legales. Uno de los problemas al que se enfrentan las autoridades en determinar quién es el responsable cuando el envío del mensaje o la foto en cuestión se hace sin consentimiento del afectado.
Los padres de una joven de 16 años de Seattle (Washington), han emprendido una batalla legal después de que se difundieran por todo el colegio las fotos que se hicieron su hija y su mejor amiga en la ducha sin intención de difundirla. Las fotos comenzaron a circular hasta que el director del centro educativo recibió un sobre con unas copias, lo cual les valió a las muchachas la expulsión del equipo de animadoras.
¿Pornografía?
Los padres alegan que al echarlas del equipo las han "marcado" frente al resto de los compañeros, aunque según el Seattle Post-Intelligencer esta no era la primera vez que las chicas se hacían fotos sin ropa. En 2005, se hicieron fotos desnudas de cintura para arriba para enviárselas a sus novios de entonces, aunque sus abogados alegan que fueron enviadas accidentalmente.
Las autoridades han advertido que quien recibe las fotos puede afrontar cargos por estar en posesión de material obsceno y pornografía infantil. Así lo contó a la radio pública NPR el agente de policía Vern Myers, quien explicó que aunque sean los propios jóvenes quienes se toman las fotografías, en algunos casos puede considerarse pornografía infantil, porque "si eres quien toma la fotografía, fabricas material (pornográfico) y si la reenvías, lo distribuyes".
En al menos en cuatro estados, el 'sexting' es considerado pornografía y explotación sexual de menores. No obstante, esta práctica, cada vez más extendida, preocupa a padres y educadores, ya que muchas veces del móvil las fotografías saltan a la red donde son colgadas en redes sociales o páginas web. La directora de la organización de Prevención de Embarazos Imprevistos entre Adolescentes, Marisa Nightingale, aseguró en una reciente entrevista que "es crucial que los padres hablen con sus hijos sobre las posibles consecuencias". Nightingale advirtió que aunque los adolescentes sean demasiado jóvenes para pensarlo, las fotos se extienden como la pólvora y "podrían volvérseles en contra cuando pidan plaza en la Universidad o se presenten para su primer trabajo". Algunos lo hacen por diversión, por provocación y por imitar a sus amigos, pero la experta advierte de que los jóvenes "pueden llegar a ser realmente humillados y darse cuenta de que lo que pensaban que era divertido se convierte en algo que los persigue durante años"
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